La técnica legislativa ayuda a sustentar una propuesta o reforma de ley, de manera que ésta sea viable, relevante y bien estructurada.

En el siguiente esquema se presentan las dimensiones metodológicas a considerar en la técnica legislativa:

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Racionalidad lingüística
Las normas tienen que ser claras en su redacción, de manera que se puedan comunicar fácilmente. La claridad de una norma depende de los siguientes aspectos:

• Aspectos estilísticos. Corresponde a la brevedad de los enunciados y de las construcciones gramaticales. Es preferible evitar los tecnicismos, la voz pasiva y formas no personales del verbo (infinitivos, gerundios y participios). Se sugiere utilizar la voz activa, verbos simples, el tiempo presente y en modo indicativo.
• Aspectos ortográficos. Utilizar adecuadamente las mayúsculas, el guión, el paréntesis, la escritura de cantidades y palabras, así como los signos de puntuación. Se recomienda evitar abreviaturas, a menos que el uso de la palabra sea muy constante.
• Aspectos léxico semánticos. Buscar un equilibrio entre la lengua común y el léxico jurídico. Es importante utilizar el léxico jurídico vigente y desechar el uso de sinónimos, ya que una palabra en derecho tiene un efecto y una función concreta. El uso de sinónimos jurídicos suele desembocar en problemas de interpretación que posteriormente se tienen que resolver en los tribunales. Se pueden utilizar las definiciones de los conceptos que se van a utilizar en la norma, en especial cuando la norma es sobre un área de conocimiento específica.